En general, el cabello de los niños es más claro y frágil que el de los adultos. El color del pelo está determinado por la cantidad y calidad de la melanina presente, un pigmento producido por unas células especializadas que reciben el nombre de melanocitos. Éstos se localizan, además de la epidermis, en el bulbo de cada pelo. La enorme gama de colores del cabello deriva de dos tipos de melanina: la eumelanina, que tiñe la melena de oscuro –marrón y negro–; y la feomelanina, que da cabellos pelirrojos, rubios o plateados.
Con la edad, la melena se oscurece, y hace que el cabello de muchos niños cambie de un tono claro a castaño. Esto es debido a la progresiva maduración del sistema melanocítico y al aumento de la densidad media de melanocitos.
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